En su reseña histórica, el Colegio de Contadores Públicos del Cusco
reconoce que los orígenes de la actividad contable en la región se remontan al Imperio Inca,
cuando la contaduría se efectuaba mediante los khipus, soguillas de colores que funcionaban con un
sistema de registro descrito en el libro El khipu y la yupana (2016) de Viviana Ruth Moscovich.
A los operadores de los khipus se les denominaba quipucamayoc (contador) y a sus revisores
tucuyricuc (auditor), quienes verificaban la corrección y exactitud de los datos.
Con la época virreinal se instauraron tributos como el almojarifazgo, el diezmo y la alcabala; y en la
República, pese a los avances, la contabilidad mantuvo rasgos rudimentarios hasta que, en
1959, se promulgó la Ley de Profesionalización del Contador Público.
Un año después se fundó el Colegio de Contadores Públicos del Cusco, profesionalizando
el ejercicio y exigiendo colegiatura para practicar legalmente la profesión.